Cuando aterricé por casualidad en el diseño, no tenía del todo claro en que consistía. Para mí, diseñar era buscar una buena combinación entre tipografía, imagen y estructura.
Hace poco, cuando tuve la oportunidad de aprender un poco más sobre el tema, me di cuenta que tampoco era suficiente con hacer varios wireframes antes de empezar a diseñar.
Después de tener la oportunidad de verme involucrado en algunos pequeños proyectos, y de conocer gente que me está ayudando mucho, he llegado a la conclusión de que a diseñar se empieza escribiendo.
No hay un paso más certero para mí, y que más me ayude a conocer sobre el producto que voy a diseñar, que escribir largo y tendido sobre él. Esto me ayuda a sacar conclusiones, ver donde puedo equivocarme, y ahorrarme horas probando o cambiando cosas.
En este proceso de documentación, que generalmente suelo hacer en Evernote, intento incluir varios aspectos esenciales del producto, como información principal, objetivos y necesidades para llevarlo a cabo.
También añado fuentes relacionadas, así como enlaces que me puedan ayudar y cualquier información relevante que pueda ir encontrando en el proceso de investigación.
Todo este conjunto da pie a analizar posibles situaciones, definir la estructura del producto, incluso a adelantar partes de contenido, que a su vez ayudan posteriormente a llevar a cabo los primeros prototipos.
No tengo problema en pasar horas escribiendo. A veces incluso días. Esto me asegura cubrir la parte funcional. A veces lo compagino con dibujos, otras veces con herramientas de Mind Mapping para verlo más claro. Pero sobre todo, escribo, porque las palabras también son diseño.